DESDE HACE VARIOS AÑOS Una parroquia ofrece comida y techo para las personas más necesitadas  El párroco de Nuestra Señora de Itatí, Roberto Pini, acompañado por Cáritas y un grupo de voluntarios, logró poner en funcionamiento, hace aproximadamente 10 años, un comedor comunitario que asiste a unas 200 familias, de lunes a viernes, con desayuno, almuerzo y merienda. En tanto que, desde hace cuatro años, habilitaron también un refugio transitorio para personas del Interior, que tienen a sus familiares internados en los hospitales o con tratamiento médico ambulatorio.
La provincia de Corrientes cuenta con varias iglesias católicas, entre otras religiones, que asisten de manera solidaria a los más necesitados, como lo hace desde varios años la parroquia Nuestra Señora de Itatí, ubicada en el barrio San Martín, por Teniente Ibáñez y Blas Parera, que no sólo ofrece comidas diarias a los correntinos, sino también alojamientos dignos durante todo el año. En comunicación con el padre Roberto Pini, de dicha parroquia, expresó a EL LIBERTADOR que "el comedor está hace más de diez años y se les entregan viandas diarias a cerca de 200 familias, además de las personas que están en el albergue", a lo que agregó que "gracias a Cáritas y a un grupo de voluntarios que se encargan de la cocina, se les puede brindar desayuno, almuerzo y merienda, de lunes a viernes, a los vecinos de los barrios Quilmes, Sargento Cabral, Pío X y Galván 2, entre otros". Contó además que "desde el Ministerio de Desarrollo Social colaboran también con algunas raciones, pero desde hace un tiempo atrás las mismas disminuyeron y las entregas se tornaron discontinuas", a lo que agregó que "a veces las frutas se deterioran porque traen un viernes, por ejemplo, y aquí recién se trabaja al lunes siguiente, porque sábados y domingos no se cocina para la barriada, sólo para quienes están en el refugio". Respecto a la organización, Pini detalló que durante la mañana se brinda el desayuno y ya deben dejar los recipientes para que se les sirva el almuerzo a partir de las 11, entonces pueden retirarlos hasta las 13. "También en ese momento hay que estar atentos para evitar que uno se lleve el pan del otro". La vianda que se entregó al mediodía, durante la visita de este medio gráfico, fue: guiso de arroz, cuatro o cinco panes y frutas estacionales. El grupo de jóvenes y adultos que trabaja en la cocina sirve en los recipientes y los coloca en una bolsa con el pan y las frutas, para que al llegar la gente retire su vianda por ventanilla. Para que puedan obtener las raciones, el padre Pini señaló que "hay un reglamento para darles un mínimo de exigencia" y detalló que "se da prioridad a los que tienen menores y ancianos, pero si dejan de venir una semana, ellos ya saben que se los da de baja en la planilla en la que se inscribieron y se pasa a quienes siguen en la lista de espera". "Todos sabemos que hoy a lo mejor no tienen para un plato de comida, pero para un celular tienen y no está mal, pero es la realidad, entonces se les avisa por ese medio o por los vecinos, porque en las comunidades todos se conocen".
Problemáticas de un albergue En la misma parroquia funciona hace más de cuatro años un refugio transitorio que, según Roberto Pini, "comenzó con la idea de brindar alojamiento a las personas en situación de calle, pero hoy funciona sólo para quienes vienen del Interior a acompañar a sus familiares internados en los hospitales locales y no tienen donde quedarse", mientras explicó que "al principio se trató de hacer una mesa y firmar un convenio, pero lamentablemente nunca se pudo lograr un acuerdo con el Gobierno ni Municipio, porque siempre faltaba algo para que se asuman responsabilidades en conjunto". Relató además: "Tanto desde Provincia como desde la Comuna levantaban a una persona en situación de calle y la traían y se desligaban de todo, no se preocupaban si contaba con documento, familiares o si tenía alguna enfermedad", a lo que agregó: "Por eso remarco siempre que es necesario un trabajo articulado para el albergue transitorio, desde levantarlo de la calle, conocer de quien se trata, buscar a sus familiares si es que tiene y ver el tema de la salud; o en el caso de que cobre una jubilación, tratar de reubicarlos en un hogar de ancianos". "El trabajo bien articulado debe contar con la presencia de médicos y policías, además de los voluntarios, ya sea del aporte de Provincia o Municipio, y se debe contar con un asistente social, que no esté detrás de un escritorio, sino en la calle", aseveró, a lo que agregó que "no se puede ubicar a una persona que consuma drogas con una víctima de violencia de género o abuelos maltratados". "Ahora en el refugio están personas del Interior, que están acompañando a sus familiares internados, pero se cuenta también con un policía de guardia que los recibe; contamos con él gracias al comisario Acosta, porque se tramitó y se accedió a tener este personal para la seguridad de todos".
Lunes, 18 de julio de 2016
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