FAMILIA DE COMPARSEROS Con el carnaval en las venas, los Bury se lucen en la avenida de Momo  El Litoral dialogó con Ariel y Victoria Bury, padre e hija fanáticos del carnaval. Este 2016 ambos bailan en Sapucay, comparsa elegida por la familia hace unos 20 años. “Somos 5 los que este año entramos al corso”, confirmaron El carnaval es una pasión”: esta frase trilladísima es quizás la mejor manera que encuentran los comparseros para explicar el tiempo y el dinero que invierten todos los años en la fiesta del rey de la burla. Pero las razones y las explicaciones no siempre alcanzan para que quienes viven la celebración desde afuera entiendan a esos artistas.
“Lo único que me importa es salir a bailar”, “lo que se siente en la avenida es imposible de relatar”, “cuando el carnaval te atrapa no te suelta”, estas son también expresiones muy utilizadas a la hora de hablar de la fiesta de Momo. Pero un ejemplo vale más que mil palabras y los Bury son sin dudas ese ejemplo. Se trata de una familia que movida por el ímpetu del padre (Ariel) sale todos los años a brillar a la avenida. Ariel y Victoria son padre e hija, pero si no fuera por la diferencia de edad, cualquiera diría que son buenos amigos. Ríen, hacen bromas, se celan, se ayudan y hasta se corrigen mutuamente.
El Litoral habló con ellos en los estudios de radio La Red: “Este año al carnaval entramos 5 personas: mis dos hijas Victoria y Flavia, y yo, que vamos en el mismo bloque; también va mi nieta India en el bloque de las muñequitas, mi hermana que es la mala de la película, mi sobrina Luana que también es muñequita”, contó Ariel, que hace 22 años ingresó por primera vez al carnaval y lo hizo en la comparsa Sapucay de Copacabana.
“Somos todos fanáticos de Sapucay”, resaltó, aunque reconoció que su esposa, que también es comparsera, entró algunos años en Ará Berá. “A mi señora le gusta la batería, ella toca la campanita”, explicó Ariel, pero Victoria lo corrigió: “El agogó”, y el padre insistió: “Toca la campanita”, pero la hija redobló la apuesta: “Se llama agogó”, y lejos de perder la discusión Ariel marcó: “Clin, clin, clin, campanita”. Aclarado el asunto, todos rieron y la charla continuó.
Hablar con ellos es divertido y verlos en la pasarela mucho más: “Cuando los chicos se enteran que ella es mi hija me gritan suegro”, dijo en tono de protesta, pero Victoria no se quedó atrás: “Yo también tengo muchas cosas que decir, mi papá siempre se está sacando fotos en la tribuna, y el otro día casi le dan un beso, entonces lo tuve que agarrar y llevar otra vez a la calzada”.
Las anécdotas familiares parecen infinitas, tanto como el espíritu alegre de ambos, ese espíritu que caracteriza al rey de la burla y que muchas veces queda opacado por cuestiones que nada tienen que ver con esta fiesta de la alegría.
“Yo comencé en la escuela de samba con el Sapucay de Copacabana cuando recién se inició el carnaval de nuevo y ahí estuve hasta el año 2004. Después pasé al cuerpo de baile y fui el portaestandarte de la comparsa, luego comencé a representar diferentes personajes, como por ejemplo Pancho Villa”, recordó.
Los Bury llevan el carnaval en la sangre y el sentimiento es transmitido de generación en generación: “Victoria entró por primera vez a los 3 años”, contó Ariel y ella agregó: “Era un honguito de los sapuquines”, entonces el padre continuó: “Mi hija hace 2 años dejó el corso porque no le llamaba mucho la atención, pero después se le pegó. Mi hijo también entró de chinito y de gauchito, pero él es mas de la play que del carnaval”, reconoció. Este año Ariel tiene dos personajes, “en el corsódromo soy el robot, y en el show soy el dueño de la juguetería”, contó y Victoria (que está a punto de cumplir 18 años) agregó: “Yo también soy un robot de la juguetería”.
Brasil Pero el fanatismo de los Bury no se circunscribe a Corrientes. “Ahora me voy a participar del carnaval de Río. Es un gusto que me lo quería dar hace rato. Así que voy a desfilar con Mocidade Independente de padre Miguel”, dijo orgulloso Ariel, y Victoria bastante menos contenta contó: “Yo tengo el pasaje comprado, pero no voy a poder ir porque tengo que quedarme a estudiar y entrenar para ingresar al Instituto de Educación Física, me quedo llorando”.
El carnaval es fiesta, risas, alegría, bromas y los Bury son sin dudas el mejor reflejo de esta celebración que desde hace décadas forma parte del sentimiento correntino.
Domingo, 7 de febrero de 2016
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